Revista de polímeros y medio ambiente
Los plásticos oxo-biodegradables se convierten en biomasa y en pequeñas cantidades de CO2 y agua, por lo que se reduce considerablemente el uso de espacio en los vertederos. En Estados Unidos, los plásticos constituyen el 11,8% de los residuos sólidos municipales en los vertederos; en el Reino Unido, el 7%, según las respectivas agencias medioambientales (US EPA y UK DEFRA).
Las bolsas de plástico oxo-biodegradables que se dejan en el suelo (littering) o flotando en el mar se degradan rápidamente, aceleradas por los rayos UV del sol. Los plásticos convencionales permanecerán en el medio ambiente y supondrán un riesgo para la vida silvestre y marina en la mayoría de los casos durante cientos de años.
Los residuos orgánicos arrojados a los vertederos en bolsas de plástico no degradables tardan mucho más en degradarse y generan más gases nocivos. Los residuos orgánicos en bolsas oxo-biodegradables se exponen rápidamente al aire favoreciendo la biodegradación anaeróbica, que libera CO2 en lugar de metano (21 veces más potente como gas de efecto invernadero que el CO2). Las bolsas no degradables favorecen las condiciones anaeróbicas que generan metano y sulfuro de hidrógeno, ambos gases altamente tóxicos.
Ventajas y desventajas de los biopolímeros
Los científicos del medio ambiente, como ecologistas y biólogos, llevan décadas señalando que los materiales plásticos desechados en el mar representan una de las mayores amenazas para el medio ambiente. Alrededor del 90% de los residuos sólidos que se encuentran en los océanos son plásticos y de todo el plástico fabricado alrededor del 10% entra en la hidrosfera (Williams, 1999; Sheavly y Register, 2007; Scalenghe, 2018). Como no hay alternativas baratas a los plásticos, es difícil que los individuos y las industrias prohíban el plástico en su vida cotidiana. Sin embargo, como los plásticos tienen una baja tasa de biodegradabilidad ambiental, existe una creciente preocupación por la acumulación masiva en el medio ambiente que puede persistir durante siglos y asistimos a una gran demanda de soluciones para mitigar esta cuestión (Raddadi y Fava, 2019).
Es de suma importancia descubrir y desarrollar nuevos métodos y soluciones para el problema de la contaminación persistente por (micro)plásticos. Se está iniciando un nuevo campo de investigación en biotecnología marina, centrado en la contaminación por desechos marinos, como la degradación del plástico por microorganismos, que se abordará en este documento. En detalle, esta revisión cubre los aspectos de la degradación, biodegradación y valorización del reciclaje de plásticos y microplásticos, los tipos de polímeros existentes más comunes y sus usos, la producción de bioplásticos y la degradación mediada por microorganismos, incluyendo los métodos utilizados para detectar y analizar la biodegradación en condiciones de laboratorio, basándose en la literatura seleccionada desde 1964 hasta abril de 2020, en un total de 266 artículos. Además, se enumeraron varios microorganismos capaces de degradar plásticos/microplásticos, así como su eficacia para biodegradar diferentes tipos de polímeros. Nuestro objetivo era también resumir los métodos más útiles para la degradación y valorización del plástico. Esta revisión recopila los datos repartidos entre las distintas disciplinas y llenará las lagunas de conocimiento existentes en esta área, ayudando a los investigadores a establecer metodologías experimentales en su búsqueda de soluciones para mitigar el problema causado por la contaminación plástica.
Estrategias para el desarrollo de polímeros respetuosos con el medio ambiente pdf
ResumenLos bioplásticos -típicamente plásticos fabricados a partir de polímeros de base biológica- pueden contribuir a unos ciclos de vida comerciales del plástico más sostenibles como parte de una economía circular, en la que los polímeros vírgenes se fabrican a partir de materias primas renovables o recicladas. Para la producción se utiliza energía neutra en carbono y los productos se reutilizan o reciclan al final de su vida útil. En esta revisión, evaluamos las ventajas y los retos de los bioplásticos en la transición hacia una economía circular. En comparación con los plásticos de origen fósil, los bioplásticos pueden tener una menor huella de carbono y presentar propiedades materiales ventajosas; además, pueden ser compatibles con los flujos de reciclaje existentes y algunos ofrecen la biodegradación como escenario de fin de vida si se realiza en entornos controlados o predecibles. Sin embargo, estas ventajas pueden tener contrapartidas, como los impactos agrícolas negativos, la competencia con la producción de alimentos, la gestión poco clara del fin de la vida útil y los costes más elevados. Los nuevos métodos químicos y biológicos pueden permitir el “upcycling” de volúmenes cada vez mayores de residuos plásticos y bioplásticos heterogéneos en materiales de mayor calidad. Para orientar a los transformadores y a los consumidores en sus decisiones de compra, es necesario revisar y homogeneizar las normas de identificación de los (bio)plásticos y las directrices de evaluación del ciclo de vida existentes. Además, una regulación clara e incentivos financieros siguen siendo esenciales para pasar de los polímeros de nicho a las aplicaciones de mercado de los bioplásticos a gran escala con un impacto verdaderamente sostenible.
Ejemplos de polímeros respetuosos con el medio ambiente
Los plásticos son una amplia gama de materiales sintéticos o semisintéticos que utilizan polímeros como ingrediente principal. Su plasticidad hace que los plásticos puedan ser moldeados, extruidos o prensados en objetos sólidos de diversas formas. Esta adaptabilidad, además de una amplia gama de otras propiedades, como ser ligeros, duraderos, flexibles y baratos de producir, ha llevado a su uso generalizado. Los plásticos suelen fabricarse mediante sistemas industriales humanos. La mayoría de los plásticos modernos se derivan de productos químicos basados en combustibles fósiles, como el gas natural o el petróleo; sin embargo, los métodos industriales más recientes utilizan variantes fabricadas con materiales renovables, como los derivados del maíz o del algodón[1].
Se calcula que entre 1950 y 2017 se han fabricado 9.200 millones de toneladas de plástico. Más de la mitad de este plástico se ha producido desde 2004. En 2020 se produjeron 400 millones de toneladas de plástico[2] Si se mantienen las tendencias mundiales de la demanda de plástico, se calcula que en 2050 la producción mundial anual de plástico superará los 1.100 millones de toneladas.