Índices de degradación de los plásticos en el medio ambiente
Además de la protección y la conservación -y, por tanto, del mantenimiento de la vida útil de los alimentos-, los envases alimentarios se utilizan para contener los alimentos, proporcionar información sobre los ingredientes y los aspectos nutricionales de su contenido [1], y ofrecer comodidad a los clientes durante su uso y consumo [2].
Los materiales de envasado tienen diferentes formas y funciones en relación con sus propiedades. Es esencial que el material de envasado tenga un equilibrio entre su forma y su función. Dado que el objetivo principal del envase es conservar, contener y proteger los alimentos, el material de envasado puede ser rígido, flexible o semiflexible [3].
La selección del material adecuado para envasar un determinado tipo de alimento depende de las funciones que debe cumplir el envase. Estas funciones incluyen la protección de los alimentos contra la humedad, las variaciones de temperatura, el oxígeno, la luz y los microorganismos biológicos. Además, la protección contra daños, la permeabilidad, la identificación de los alimentos y las propiedades químicas y ópticas desempeñan un papel importante en la selección del material [3].
Envases de base biológica: materiales, modificaciones, aplicaciones industriales y sostenibilidad
IntroducciónLa modelización híbrida se ha convertido en un recurso atractivo y a veces necesario en muchos campos, especialmente en la ingeniería1,2, la física aplicada3,4 y las ciencias ambientales y atmosféricas5. El concepto de modelización híbrida puede aplicarse a cualquier tipo de conjugación de diferentes modelos. Sin embargo, el enfoque histórico de la modelización híbrida se utiliza muy a menudo para describir modelos que tienen un componente basado en primeros principios y otro que se basa en un enfoque basado en datos. La idea es aprovechar las ventajas de ambos mundos: la estructura troncal de un modelo fiable derivado de los primeros principios (por ejemplo, a partir de los balances de masa/energía) y un componente empírico que describa relaciones que a menudo se desconocen debido a la complejidad de los sistemas. Ejemplos de esto último son la descripción de la cinética del sistema o las relaciones complejas. Para estimar el componente empírico se necesitan datos experimentales. Este componente empírico puede utilizarse previamente o integrarse en la columna vertebral del modelo de primeros principios. En este trabajo aplicamos la modelización híbrida en la conservación del patrimonio cultural.
Perspectivas medioambientales y biotecnológicas de la degradación microbiana de los plásticos
1, el desarrollo de nauplio a copépodo se retrasó a 4,6 × 1012 elementos/L (véase también el archivo adicional 1: Tabla S3). Para ambos tamaños de microesferas, el patrón de toxicidad fue diferente. Las microesferas de 0,5 µm provocaron un aumento del tiempo de desarrollo (tanto de nauplio a copépodo como de nauplio a adulto) y una menor supervivencia de los F
1 en la concentración más alta (9,1 × 1010 elementos/L). Las microesferas de 6 µm, cuya concentración más alta contenía 5,2 × 107 elementos/L, no tuvieron ningún efecto sobre la supervivencia y el desarrollo de ambas generaciones de copépodos. Sin embargo, las microesferas de ambos tamaños redujeron significativamente la fecundidad de las generaciones F
Los valores de d son muy superiores a los de sorción de fenantreno en dos sedimentos (19 y 135 L/kg). Sin embargo, al normalizar los coeficientes de distribución al contenido de carbono orgánico de los plásticos y los sedimentos (es decir, al comparar los valores de K
d), las diferencias entre los plásticos y los sedimentos se reducen considerablemente. El KOC para la sorción de fenantreno en los gránulos de PE (44.500 L/kg) es un factor de 2 a 4 más alto que los de los sedimentos (10.400 y 20.100 L/kg), mientras que el K
Polímeros de biodegradación
Esta página se basa en un artículo publicado en AIC News: Haude, Mary Elizabeth, Robin O’Hern, Sarah Nunberg. 2011. “Los plásticos son para siempre: Envoltorios, herramientas, películas y contenedores utilizados en la conservación”. AICNews 36(5): 1, 3-5.
Casi todo lo que utilizamos en el siglo XXI tiene un componente de plástico, desde los envoltorios y envases de alimentos y productos hasta nuestra ropa, ordenadores y lugares de trabajo. Aunque los plásticos se fabrican a partir de petróleo o gas -recursos no renovables de gran valor-, se convierten en algunos de nuestros productos más desechables y de uso más breve. Vemos las pruebas de este uso a lo largo de las carreteras, en los parques, en los océanos, en el aire y en nuestros cuerpos.
La producción de plástico es un esfuerzo que requiere mucha energía. Muchos plásticos no se degradan y permanecerán en nuestro ecosistema indefinidamente, aumentando los vertederos y la contaminación. Algunos plásticos pueden reciclarse, pero el proceso es caro, complejo, implica una clasificación detallada por tipos y requiere cantidades considerables de energía y agua. Cambiar la forma en que utilizamos los plásticos tiene incentivos medioambientales y económicos. La mayoría de los plásticos se fabrican a partir de combustibles fósiles no renovables, por lo que reducir su uso disminuirá la dependencia de recursos finitos.